Según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el número de fallecidos por accidentes laborales ascendió 53 personas más que en 2019. Una de las principales causas de esto ha sido la pandemia, que también ha acarreado un alarmante auge de los problemas psicológicos, como la depresión y la ansiedad, por la intensificación de la carga de trabajo que han asumido muchos profesionales. La situación se ha visto agravada por la inicial falta de regulación del trabajo a distancia y, actualmente, por su todavía frecuente incumplimiento y desconocimiento. Sobre ello escribe nuestro socio fundador, Albert Galán, para El Confidencial.

La ausencia del desplazamiento a los lugares de trabajo durante la pandemia también ha reducido otros riesgos de accidentes laborales, pero el problema es que esta crisis ha aumentado especialmente los daños psicológicos en los profesionales, y han repercutido de manera grave en la salud emocional.

En estos casos el deber de las empresas es encontrar el equilibrio entre las obligaciones del empleador en materia preventiva y la intimidad del trabajador. La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales regula las garantías y responsabilidades básicas que deben asumir las empresas para establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los profesionales frente a los riesgos derivados de las condiciones de trabajo. Estos riesgos incluyen los daños causados en el entorno laboral y enfermedades, patologías y lesiones provocadas como consecuencias de la actividad profesional y que pueden conllevar asistencia sanitaria, indemnizaciones y declaraciones de incapacidad.

Las empresas son cada vez más conscientes de los riesgos que ocurren, o pueden ocurrir, en los lugares de trabajo; por tanto, son cada vez más conscientes de cumplir con las normas y seguir con precisión todos los protocolos de prevención para ayudar a proteger a sus empleados ante cualquier tipo de accidente. Algunos ejemplos para ello son: cubrir a los trabajadores con seguros médicos o costear los daños que ocurran en el lugar de trabajo y muchas otras medidas preventivas para el bienestar psicológico del trabajador.

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